Para ese año de 1920 en que nací, las mujeres no tenían derecho a voto ni posibilidades de estudiar en la universidad. Eran necesarias solo para procrear. En raras excepciones podían acceder a estudiar pedagogía y asistencia social, pues las demás profesiones 'restaban femineidad'. La cultura machista bien pensante dominaba la sociedad. Y aquello se mantuvo por largo tiempo.
Mónica Echeverría Yáñez. ¡Háganme callar!