Una tarde de mucho viento mi madrina me llevó a su casa del cerro Alegre. Sin soltarme nunca de la mano, subimos por el ascensor Turri y una vez arriba, a la salida del Paseo Gervasoni, comenzamos a serpentear entre estrechos pasajes, teniendo a ambos lados, las altas casas forradas en láminas de metal ondulado, pintadas de amarillo, granate y verde limón.

Manuel Peña Muñoz. Valparaíso, la ciudad de mis fantasmas.