“La languidez pensativa con la que Betty sostiene durante largos ratos su cigarrillo sentada en la cocina y sus fantasías eróticas (con el técnico del aire acondicionado) retratan a un ama de casa hastiada, pero demasiado cobarde como para emprender un camino vital distinto del que le enseñó su madre.”
Las mujeres anhelantes de Mad Men. Raquel Crisóstomo.